La pólvora de la nostalgia.

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Esa emoción que es lo contrario a sentir mariposas en el estómago. Hace que se escurra, que tus intestinos no tengan dónde habitar, que ese breve silencio no tenga dónde escapar.  

Repentinamente aparece y repentinamente también decide cuando se va. El ruido del pasado lo acompaña y el dolor de aquél también. Se vuelven un unísono del recuerdo y te paraliza el presente. 

Memorias amargas y memorias de las buenas. Pero sin importar el sabor te hacen desear regresar a ese mismísimo momento donde te sentiste vivo, por sufrir o por reír. 

Todo lo que pasó y todo lo que quedo en imaginaciones se complementan para lograr encender esa pólvora que es dolorosa pero que sin duda te ayuda a apreciar más los momentos de la vida; la pólvora de la nostalgia. 

©Claudia Hernández

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