Apuesta por ti, humano.

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Deja de ponerle sombra a tu felicidad por hacerte el orgulloso. Di perdón, dilo con todas esas ganas que tratas de esconder y déjate vivir sin reproches o estrés innecesario. 

Deja que tus cualidades ganen y que tus defectos no solo pierdan pero se rindan. Arriba la autoestima, arriba el amor propio, arriba el ser más aunque te sientas menos. Nunca serás mini, nunca serás pequeño porque el mundo es gigante y tú eres parte de el, así que déjate ser parte de él. 

Deja de disfrazar la verdad. Solo dila. Quien te escuche será quien valga la pena. Quien no te escuche es porque no te entiende como persona, déjala. 

Deja que la gente hable, que las voces sin importancia hagan ruido. La justicia existe o existirá en tu destino y la bulla más grande será la de tu corazón, la de tu amor, la de tu esfuerzo en ser mejor. 

Deja que se vaya el que no te da una razón consistente para quedarse. Son las personas que verdaderamente te aman las que no importa lo complicada que pueda ser la situación, siempre lo volverán fácil por ti y para ti. 

Deja a ese pequeño brillo que trata de respirar desde lo profundo de tu alma. Déjalo salir para que ilumine tu sonrisa. Deja de hacerte el difícil, deja de darle atención a la tristeza y deja de una vez de ponerle una advertencia a la felicidad y solo déjala aparecer en ti. 

Déjate vivir. Déjate ser. Déjate apostar por ti mismo, humano. 
©Claudia Hernández 

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