Cuando te miro.

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Porque cuando miro dentro de tus ojos no solo veo estrellas, veo soles. La luz que iluminas, brota de ti. Rayos solares se expanden por todo tu cuerpo y de ti se refleja ese brillo de esperanza dentro de cada lágrima, de risa dentro de cada pena y de felicidad dentro de cada soledad. 

Si tan solo supieras que una carcajada tuya puede hacer que un corazón roto se restauré. No será el mismo corazón del pasado, pero el amor adentro será el máximo. 

Si tan solo supieras que verte reír contagia, como una varicela, no para de hacerte cosquillas y llega un punto donde la alegría es tan grande que hasta causa dolor. El sonido de tu felicidad es la enfermedad que todos buscan y que no tiene cura. La única enfermedad del mundo que ni el mejor médico se atreve a desafiar. 

Si tan solo supieras, que eres más que suficiente. Que ser tú, es ser tu esencia. Es ser la alegría de otros solo por aceptarte a ti mismo. Tu sonríes, yo sonrío, el sonríe, ella sonríe, todos sonreímos. 

Pero como decirte esto si yo soy la luna. La oscuridad. Inexistente en tu galaxia. Tu eres la rosa y yo solo una planta en medio de un parque al que nadie visita. Si tu eres mi todo y yo soy tu nada. 

Porque cuando miro dentro de tus ojos veo mi futuro. El futuro que deseo. El futuro que es mi sueño. El futuro que podría tener junto a ti. Pero tu no me ves. No miras la súplica y el ruego detrás de mis ojos. Nunca sabrás el deseo que tengo por ti; por ambos. Tu y yo juntos para siempre. Tu y yo felices por siempre. 

Si tan solo supieras…

Nunca se completará la frase porque “y yo” siempre estará ausente en tu vida. 

©Claudia Hernández

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